La tercera planta del Museo Lázaro Galdiano acoge importantes colecciones no presentes en los otros pisos y completa las exhibidas en las plantas inferiores, en ocasiones con piezas de gran calidad sobre las que conviene llamar la atención. Así, en la sala 22, no lejos de una terracota de Clodion, se expone un excelente busto firmado por un notable, aunque mal conocido, escultor neoclásico francés: Louis-Alexandre Romagnési (París, 1776-1852) [fig. 1], cuya producción está hoy mayoritaria y erróneamente asignada al compositor y editor musical Joseph-Antoine o Antoine-Joseph-Michel Romagnési (París, 1781-1850), primo hermano y cuñado del escultor. Así ocurre, incluso, con dos de sus obras más significativas: el relieve de Minerva protegiendo la infancia del Rey de Roma del Metropolitan Museum de Nueva York y la estatua de Minerva protegiendo a Francia del Musée des Augustins de Toulouse [figs. 2 y 3].



La historia de una confusión de identidad
Sorprendentemente, la confusión se produjo ya en vida del artista y afecta también a piezas conservadas tanto en museos parisinos —el Carnavalet, el de la Musique o el de la Vie Romantique— como en los provinciales de Burdeos, Rouen, Troyes, Blois, Toulouse… Se remonta al Dictionnaire des artistes de l’école française, au XIXe siècle de Charles Gabet (París, 1831), en cuya página 608 aparece la biografía del escultor, Louis-Alexandre, a nombre de Joseph-Antoine, versión abreviada y con el orden alterado de los prenombres del músico. El error se repite en la Biographie universelle et portative des contemporains de Alphonse Rabbe (París, 1836, vol. IV, p. 1150), ahora como Antoine-Joseph-Michel, y persiste en el Dictionnaire des sculpteurs de l’école française au dix-huitième siècle de Stanislas Lami (París, 1911, tomo 2, p. 303) y en el Dictionnaire critique et documentaire… de Emmanuel Bénézit (París, 1939, tomo III, p. 649). Este último incorpora un dato que podría explicar el origen de la confusión: el 8 de octubre de 1797 fueron admitidos como alumnos de la Escuela del Louvre dos jóvenes apellidados Romagnési: Antoine-Joseph-Michel (de 16 años, que luego seguiría la carrera musical) y Louis-Alexandre (pintor de 21 años que acabaría dedicándose a la escultura), primos carnales como hemos dicho. La edición del Dictionnaire de Lami de 1914-1921 (tomo IV, pp. 180-183) corrigió, con muy escaso éxito, la entrada correspondiente al escultor, asignándole su verdadero nombre, Louis-Alexandre, si bien daba Orleans como lugar de nacimiento. Todo este encadenamiento de errores se habría evitado si Rabbe hubiera consultado el Annuaire des artistes français de François-Fortuné Guyot de Fère (París, 1832, p. 186), donde se recogía correctamente el nombre del artista. Existe además una extensa referencia antigua que maneja información de primera mano: la biografía de Louis-Alexandre publicada por el historiador y arqueólogo Charles-François Vergnaud-Romagnési, esposo de Françoise-Angélique-Sophie, hermanastra del escultor (Mémoires de la Société des Sciences, Belles-Lettres et Arts d’Orleans (tomo X, nº 6, 1852, pp. 278-286).
Biografía y obra de Louis-Alexandre Romagnési
Louis-Alexandre Romagnési —a veces llamado Romagnési aîné para diferenciarlo de su primo y cuñado músico y de su hermanastro Pierre-Narcisse, pintor, escultor y litógrafo veinte años menor— es miembro de una familia de militares italianos naturalizados franceses en 1693. Hijo del pintor y escultor ornamentista François-Michel Romagnési (París, 1745-1819), establecido en Orleans en 1778, Louis-Alexandre se inició en contacto con los operarios de su padre en los trabajos de decoración que éste realizaba para el duque de Penthièvre en sus dominios de Chanteloup y Châteauneuf, asistiendo asimismo a los cursos de dibujo de la escuela de Orleans bajo la dirección de Jean Bardin. Se trasladó después a París, donde fue bien acogido por su tío Michel, pintor y escultor que había perdido la vista, padre del citado Antoine-Joseph-Michel, de Henriette —cantante y miniaturista, con la que contraería matrimonio en 1802— y de Josephine.
Tras cursar estudios de pintura en la Escuela del Louvre, Louis-Alexandre trabajó como modelador para el orfebre imperial Auguste y los broncistas Denière y Ravrio. De 1808 a 1831 expuso frecuentemente en el Salón, ya como estatuario y discípulo de Pierre Cartellier. En 1808 presentó una estatua de La Paz; en 1810, el Amor, principio de vida; en 1812, el citado relieve de Minerva protegiendo la infancia del Rey de Roma; en 1817, una estatua de Orfeo con la que obtuvo medalla de oro;en 1819, La Paz europea, estatua en yeso; en 1822, los relieves de Calíope y Polimnia (la obra definitiva en piedra en el Cour Carrée del Louvre) y Venus herida en el sitio de Troya; en 1824, La Virgen con el Niño durmiendo en su seno, y los bajorrelieves Venus acostada en una concha y Leda; en 1831, una estatua de la Primavera. Muchas de estas obras están hoy en paradero desconocido.
Louis-Alexandre es autor asimismo del relieve en yeso El Rey de Roma (1812, Musée Napoléonien, Ile d’Aix), de la citada Minerva protegiendo a Francia (1817), de las náyades aladas de la fuente de la Trinité y de las esculturas de la fachada de la Maison Lamothe (ca. 1826, Toulouse), de la estatua orante de la tumba del arzobispo Charles-François d’Aviau du Bois de Sanzay (1829, catedral de Saint-André, Burdeos), así como de trabajos de restauración —como se entendía entonces— en la Puerta de San Martín, en el San Marcelo del portal de Santa Ana de la catedral de París y en la tumba de Luis XI en Cléry.
En 1823, decepcionado por el escaso rendimiento económico de su trabajo como estatuario y atento al signo de los nuevos tiempos, Louis-Alexandre abrió en la rue de Paradis Poissonnière n° 12 bis un establecimiento de escultura ornamental en cartón piedra, cuya fórmula perfeccionó, mereciendo medalla de bronce en la Exposición de Productos de la Industria Francesa de ese mismo año y de plata en la edición de 1827. La empresa, atendida por numerosos empleados, asociaba arte e industria y tuvo un éxito inmediato, abasteciendo a infinidad de iglesias, edificios públicos y residencias particulares de los más variados elementos decorativos, que él mismo se encargó de difundir en su Recueil des dessins représentant les sculptures qui se trouvent dans l’établissement de L. A. Romagnesi, sculpteur figuriste ornemantiste… (París, 2 vols., ca. 1834), donde entre muchas otras aparecen reproducidas las obras que expuso en el Salon de 1824. Publicó también un Cours complet d’ornemens dessinés et lithographiés par M. Romagnési aîné, reseñado muy elogiosamente por Alexandre Lenoir en Annales de la Société libre des Beaux-Arts (1836, tomo VI, pp. 42-48).

Esta importante faceta de su producción fue cumplidamente glosada por Édouard Foucaud en Les artisans illustres (París, 1841, pp. 563-567). Como ejemplos de sus trabajos en cartón piedra cabría mencionar el gran candelabro que se emplazó en la rotonda del Pasaje Colbert, el techo y el candelero pascual (recientemente restaurado) de la iglesia parisina de Nuestra Señora de Loreto [fig. 4], los relieves de San Pablo predicando en Atenas y El Bautismo de Cristo en la iglesia de San Pablo y San Luis, la ornamentación escultórica de parte del edificio de la Bolsa, de los Ministerios del Interior y de Finanzas, de la Cámara de Diputados…, así como del Palacio de Justicia de Caen, del Gran Teatro de Lyon, la decoración del palacio arzobispal de Reims para la coronación de Carlos X o el mobiliario de las catedrales de Meaux y Saint-Malo.
A lo largo de su vida, Louis-Alexandre realizó también, en mármol, bronce o yeso, numerosos bustos de celebridades de la época —monarcas, aristócratas, militares, escritores, artistas, burgueses enriquecidos…—, en su mayoría perdidos o sin localizar. En este formato retrató a Paulina Borghese (Museo Napoleónico, La Habana) [fig. 5], al zar Alejandro I, al rey Luis XVIII (en tres ocasiones con diferentes atuendos, museos de Versalles, Blois y Troyes), al conde de Artois (dos bustos, uno de ellos conservado en el museo de Burdeos, desfigurado en 1831) y a la duquesa de Angulema, al duque de Wellington, a Emmanuel Saint-Prix, a Maucune y a Chamans de Lavalette, a Montesquiou-Fézensac, a Fénélon, a Fontenelle (museo de Rouen) y a Pothier (museo de Orleans), a Delrieu, a Ducray-Duminil, a Pierre-Jean Grosley (museo de Troyes), a Félicité de Genlis (¿la anciana del museo Carnavalet?), Sophie de Choiseul-Gouffier y Émilie Leverd, a Pierre Duval Le Camus (museo de Lisieux), al hijo de Bastier de Bez y a Antoine-André Ravrio (cementerio del Père-Lachaise) [fig. 6], a Frédéric Bérat y André-Modeste Grétry, a Louis-Alexandre Legrand Lemor y a Richard-Lenoir (colección privada), entre otros muchos de particulares no mencionados en las reseñas biográficas.


El busto del Museo Lázaro Galdiano
El busto del Museo Lázaro Galdiano (inv. 8195) [fig. 7] es sin duda uno de los mejores trabajos salidos de las manos de Louis-Alexandre. Se trata de un ejemplar de tipo herma esculpido en mármol blanco, con medidas 52 x 36 x 24,5 cm. Está firmado y fechado en 1828 y muy probablemente fue adquirido por José Lázaro en París. Al igual que su maestro Cartellier (busto de Mauricio de Sajonia, Versalles), Romagnési incluye en los planos rectos de los costados bajorrelieves alusivos al retratado, como hizo también en los bustos en bronce de Ravrio y del industrial algodonero Richard-Lenoir. En el costado izquierdo representó una colmena, claro símbolo masónico; en el derecho, sobre la firma y la fecha —ex.té. en 1828. Romagnesi.—, una lira de la que pende una grotesca máscara teatral, lo que podría caracterizar tanto a un dramaturgo como a un operista [figs. 8 y 9].






Con estos atributos y atendiendo a la acusada fisonomía del personaje, cabría intentar su identificación, empeño nada fácil por el fuerte grado de idealización habitual en la retratística neoclásica. De entrada, por sus rasgos faciales [figs. 7 y 10], creemos que puede descartarse a su primo Antoine-Joseph-Michel y a los dramaturgos y compositores que sabemos que Romagnési representó en busto (Delrieu, Grétry, Bérat), así como los músicos que retrató en la serie de medallones en “mastic” de 1822 conservada en el Musée de la Musique de París.
Tras laboriosas búsquedas, Pierre Baillot (1771-1842), uno de los más grandes violinistas de su tiempo y declarado masón, nos pareció en principio una opción no del todo despreciable. Baillot vivía en el número 35 de la rue de Paradis Poissonnière (actual rue de Paradis), a unos pasos del estudio de Romagnési. Un precioso retrato a lápiz de 1829, realizado por Ingres, discípulo suyo de violín, muestra muy notables concordancias –bolsas debajo de los ojos, labios muy finos y con hoyuelos en las comisuras, mentón pronunciado, cabello revuelto– con el busto del Museo Lázaro fechado el año anterior [fig. 11]. Encontramos esos mismos rasgos –salvo la nariz, bastante más respingona en el busto de Madrid– en el medallón de Baillot del Musée de la Vie Romantique, modelado por Raymond Gayrard [fig. 12], donde el perfil del músico se acompaña de un violín rodeado de hojas de laurel, atributo mucho más adecuado que la lira y la máscara, puesto que Baillot era “Le Talma des violons” y compuso música instrumental y de cámara pero no óperas. A no ser que se quisiera dar preeminencia a su condición de director musical de la Ópera de París, cargo que ostentó desde 1821 a 1831, lo que no deja de resultar bastante forzado.


Una opción mucho más convincente nos la ofrece otro personaje ligado a la masonería cuya actividad profesional podría ser caracterizada sin mayor reparo por una lira y una máscara y cuya fisonomía resulta perfectamente compatible con las facciones del busto del Museo Lázaro, nariz y patillas incluidas. Me refiero a Daniel-François-Esprit Auber (1782-1871) [fig. 13], que en 1828 —el mismo año de la realización del busto— había estrenado con inmenso éxito La muette de Portici, considerada como la primera grand opéra francesa. A su favor tendría, además, que en esa fecha Auber contaba 46 años, frente a los 57 de Baillot que ciertamente parecen demasiados para los que aparenta el personaje retratado por Romagnési, por muy idealizado que esté.
La tumba de Auber del cementerio del Père-Lachaise incluye un busto en mármol del compositor esculpido por Jean-Pierre Dantan en 1864; a sus pies figura la lira entre palmas, con una fúnebre corona de siemprevivas colgada de ella, en lugar de la máscara que presenta el busto de Madrid [fig. 14]. La sepultura de Romagnési, más modesta, corrió peor suerte: fue desalojada en 1979 y sus restos pasaron al osario del gran camposanto parisino. Quizá al leer en la inscripción el nombre de Louis-Alexandre no reconocieran al escultor.
Texto: Carlos Saguar Quer (Ex secretario de la Revista de arte Goya).
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