Antes de 1920 José Lázaro adquirió, seguramente en el mercado de arte español, un busto corto de San Juan Evangelista atribuido a Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén, 1568 – Sevilla, 1649), que unos años después incluyó en el primer catálogo de su colección (1926, nº 384). El busto se expuso en el Museo Lázaro Galdiano desde su inauguración en 1951 con esta misma filiación y título, hasta que a finales de 2006 fue retirado de la sala 10 y llevado al almacén (figs. 1-3).



La calidad de la escultura es evidente, por el extraordinario trabajo de talla, expresividad del rostro y la cuidada policromía, pero no así la identificación del autor ni del personaje representado. Poco después de su traslado al almacén del Museo, José Carlos Pérez Morales y Álvaro Dávila-Armero, expertos en la obra del escultor Juan de Mesa (Córdoba, 1583 – Sevilla, 1627), publicaron un artículo atribuyendo el busto al imaginero cordobés, el mejor y más reconocido discípulo de Martínez Montañés (Temas de estética y arte, nº 21, 2007, pp. 66-70). Para cambiar la autoría se basaron en cuestiones de estilo, técnica, anatomía y semejanza con otras obras seguras de Mesa. También se decantaban por identificar al personaje como María Magdalena, posibilidad que ya aparecía recogida en el catálogo online del Museo Lázaro. Este cambio iconográfico se razonaba de forma convincente analizando la anatomía de la figura –laringe lisa, sin nuez– además de su indumentaria y cabellera. Los autores plantearon también la posibilidad de que la escultura fuera la imagen de Santa María Magdalena que formaba pareja con el Crucificado de la Buena Muerte, según el contrato firmado en 1620 entre Mesa y el superior de la Compañía de Jesús, Pedro de Urteaga (fig. 4).

La escultura tiene, efectivamente, la marca de su autor en el modelado del cuello –con la particular papada y un leve pliegue horizontal– presente en otras obras como la Virgen de las Angustias de Córdoba o la Inmaculada del convento de las Teresas de Sevilla. La cabeza, además, es de las mismas dimensiones que la del citado Cristo de la Buena Muerte, imagen con la que pudo ser contratada, por lo que –de ser así– la Magdalena habría sido originalmente de cuerpo entero y luego recortada…, asunto este más difícil de probar y justificar. Aparte de esto, hay otros elementos característicos de Mesa como la disposición y volumen del cabello ensortijado y la singular expresividad del rostro –con ojos grandes, cejas marcadas y nariz recia– presentes en una de las obras más conocidas de Mesa, el san Juan Bautista del Museo de Bellas Artes de Sevilla (fig. 5).
La escultura del Museo Lázaro Galdiano vuelve ahora a exponerse –concretamente en la vitrina de escultura de la sala 21 (3ª planta)– para conocimiento y disfrute de todos los visitantes.

Texto: Carlos Sánchez Díez (Conservador del Museo Lázaro Galdiano).
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