En la exposición Ruinas de Zaragoza. Dibujos y estampas de la Colección Lázaro (1 de octubre – 6 de diciembre de 2020) se exponen diecinueve obras: una pintura, nueve estampas y nueve dibujos. Entre estos últimos destacamos en esta entrada dos que no aparecen citados ni reproducidos en los estudios dedicados a esta importante serie de grabados (figs. 1 y 4).

El primero (fig. 1) es un dibujo a tinta preparatorio para la estampa Vista de Zaragoza, una prueba de estado antes de letra que no se incluyó en la serie y que se considera ejemplar único (fig. 2). Para esta obra, que muestra una panorámica de la ciudad previa al asedio, Brambila y Gálvez eligieron el punto de vista más favorable de la capital aragonesa, con el puente de piedra sobre el Ebro y el caserío coronado por las torres y cúpulas del Pilar y la Seo. Abajo, en primer plano, el aporte costumbrista con un grupo de aguadores con sus jumentos concentrados en su trabajo.
Gálvez construyó las figuras con una línea algo gruesa y poco homogénea, reforzada ocasionalmente con un leve sombreado. Brambila, con un trazo más fino y uniforme, se volcó en la representación del paisaje y la arquitectura sin eludir detalles e incorporó algún elemento no incluido en la estampa, como la columna con cruz sobre el puente. Las líneas con las que Gálvez dio forma a los aguadores se superponen a las de la ribera del Ebro, lo que demuestra que estos se incluyeron una vez encajado el paisaje y la arquitectura por parte del italiano.
Es muy probable que esta versión a tinta se hiciera a partir de un primer boceto a lápiz (fig. 3), una obra ya conocida que perteneció a Valentín Carderera (Huesca, 1796 – Madrid, 1880). Los dos presentan la misma escena –aunque la versión a tinta muestra un trazo más firme y seguro— y ambos están ligeramente cuadriculados para facilitar su traspaso a otro soporte.


La segunda novedad que aporta la exposición es el dibujo preparatorio para la estampa en la que los artistas recrearon el incendio del convento carmelita situado a orillas del río Huerva (figs. 4 y 5). Al comparar ambas obras se observan algunas leves diferencias en la composición. A pesar de que Brambila dejó un espacio amplio en la franja inferior para que Gálvez se pudiera explayar con la figuración, este se limitó a colocar un pequeño grupo de cuatro personajes armados, junto a un cañón y una rueda, que observan el edificio en llamas. En la estampa se prescindió de estos dos objetos y se incorporó, a la derecha, un camino acotado por tocones de árboles para rellenar ese espacio. Además, en la estampa hay elementos representados con mayor detalle, como la cubierta de la capilla situada a la izquierda de la Iglesia o las ventanas del edificio adosado a la derecha. Por otra parte, en el dibujo se elimina la llamarada y la enorme masa de humo que sale del convento.
Gálvez muestra en el dibujo su solvencia a la hora de afrontar composiciones con figuras, realizadas con trazos rápidos y enérgicos de la pluma, como se ve en el grupo de soldados franceses que sale del edificio en llamas. También exhibe gran capacidad de síntesis al representar, mediante un rápido bosquejo, toda una tropa en formación situada al fondo. En la estampa, sin embargo, toda esta espontaneidad se transforma en rigidez y acartonamiento. Brambila, en la parte arquitectónica y de paisaje, demuestra su habitual destreza técnica y su acierto compositivo.


Texto: Carlos Sánchez Díez / Comisario de la exposición Ruinas de Zaragoza. Dibujos y estampas de la Colección Lázaro.
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