José Lázaro Galdiano en Nueva York (y II)


A falta de una semana para el final de la exposición Colección Lázaro de Nueva York os ofrecemos la segunda parte del relato sobre el viaje y la estancia de José Lázaro Galdiano en Nueva York. En esta ocasión nos centramos en la exposición de la Colección que se celebró en el Museo de Arte Antiga de Lisboa y en su regreso a España. Estos textos forman parte del catálogo de la exposición que se puede descargar gratis en la página web del Museo.

La exposición de la Colección Lázaro en el Museo de Arte Antiga de Lisboa

En abril de 1945 llegan las obras al Museo lisboeta, embaladas en trece cajas y valoradas a efecto de seguro en 100.000 dólares, exigiendo un depósito de garantía bancaria de 620.000 escudos que fue asumido mediante Garantía del Estado.

Lázaro trabajó durante el mes de mayo en la catalogación de las piezas para tener el catálogo listo e impreso el 21 de junio, día de la inauguración de la muestra. La prensa portuguesa valoró el gesto de Lázaro de mostrar sus obras, algo inusual entre los coleccionistas portugueses, y de todo lo expuesto acapararon la atención la Taza de Julio César, el conjunto de esmaltes bizantinos –los denominados esmaltes Botkin y el gran vaso de cristal de roca conocido como Copa del emperador Rodolfo II,  piezas que también eran las más apreciadas por Lázaro. Elogiaron la colección de esmaltes –destacando el Tríptico de la Pasión, los bronces, marfiles, joyas, con mención especial al estuche de oro esmaltado, en forma de libro, atribuido entonces a Cellini. La prensa también se hizo eco de una conferencia impartida por Lázaro sobre la influencia de los coleccionistas hispánicos en la historia del Arte. En dicha ocasión, fue presentado por el historiador Reynaldo dos Santos que recordó la amistad que unió a Lázaro con el que fuera director del Museo Nacional de Arte Antiga, José de Figueiredo, las tertulias que mantuvieron en Parque Florido y las reuniones a las que asistían en París en la casa del célebre Salomon Reinach. Es posible que la amistad que unió a Lázaro con Figueiredo fuera una de las razones por las que pensó en Lisboa, como parada previa, para su Colección de Nueva York.

"Taza de Julio César o Taza Aldobrandini". Roma o Ausburgo, 1570-1580. Plata dorada
«Taza de Julio César o Taza Aldobrandini». Roma o Ausburgo, 1570-1580. Plata dorada

El retorno a España

En el mes de julio Lázaro llega a España para hacerse cargo de su residencia madrileña, el palacio de Parque Florido, en el que en 1939 se había instalado el Consejo Supremo de Justicia Militar, y comenzar obras de reforma. En agosto y en septiembre viaja a Lisboa para supervisar el desarrollo de la exposición, que se clausuró en octubre, a pesar de la gran afluencia de público, pues el museo tenía programados otros proyectos expositivos. Terminada la muestra, las obras quedaron embaladas y depositadas en el Museo durante más de un año pues el traslado a España se complicó y no llegaron a Parque Florido hasta mediados de enero de 1947. Desde Lisboa se apremiaba a Lázaro para que organizase la retirada de las obras, pero la “falta de salud de una parte, exceso de quehaceres de otro y la necesidad de repasar centenares de papeles” complicaban su regreso a Madrid. Se renovó el permiso de importación temporal y se entregaron a su amigo Jaime Gómez-Acebo y Modet, marques de Deleitosa, consejero del Banco Español de Crédito, treinta y tres obras, las mismas que Lázaro había llevado a Lisboa en su equipaje personal y que no estaban incluidas en la relación presentada en la aduana. Entre las piezas entregadas al marqués figuraba el libro de Tomas de Kempis L’imitation de Jésus-Christ (París, 1855), las medallas, algunos esmaltes y la perla que lleva Neptuno en su tridente en la Copa del emperador Rodolfo II.

En noviembre de 1946 por fin las piezas salen de Lisboa y llegan a la estación de Delicias, donde quedan retenidas en la aduana hasta el 13 de enero de 1947 que son entregadas en Parque Florido.

Placa de esmalte "Cristo bendiciendo". Rusia, 1892-1910. Oro y esmalte
Placa de esmalte «Cristo bendiciendo». Rusia, 1892-1910. Oro y esmalte

Durante 1946 Lázaro preparó con ilusión la llegada de la Colección de Nueva York. Realizó obras, revisó, a fondo, las piezas devueltas por la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico, lo que motivó una salida importante de pinturas y de objetos por necesidad de espacio, como leemos en una carta dirigida por Lázaro al coleccionista catalán Santiago Rocamora, fechada en Madrid el 9 de enero de 1947, cuatro días antes de la entrega de las piezas: “V. manifestó deseos de adquirir algunas piezas de las que yo he de vender, por falta de local para dar entrada en mi casa, saturada de arte, a mis colecciones de Nueva York y París”.

Con la Colección de Nueva York en Parque Florido, Lázaro comenzó a preparar la edición del catálogo en español. Pidió a Couto que le enviara los clichés para poder ilustrarlo, tarea que quedó paralizada por la muerte de Lázaro el 1 diciembre de 1947. Este proyecto quiso llevarlo a cabo Antonio Rodríguez-Moñino, amigo de Lázaro, su albacea testamentario y primer conservador de las colecciones, pero tampoco pudo hacerlo. Por esta razón, al cumplirse setenta años de la exposición celebrada en Lisboa, hemos hecho realidad el deseo de Lázaro publicando el catálogo de su Colección de Nueva York.

Vaso. Flandes, 1596-1599. Oro y esmalte
Vaso. Flandes, 1596-1599. Oro y esmalte

Texto: Carmen Espinosa Martín / Conservadora Jefe del Museo Lázaro Galdiano.

Blog creado y actualizado por: Jose Mª Martín Écija | Internet y nuevos medios | Fundación Lázaro Galdiano

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