La variedad y riqueza de las colecciones atesoradas por José Lázaro Galdiano (1862-1947) no deja de sorprender, incluso para los que trabajamos en el Museo que las conserva, investiga y difunde. En esta ocasión damos a conocer una jarra aguamanil de bronce, no expuesta, que hasta ahora no había sido estudiada con detalle (fig. 1).

En el inventario de la Colección, realizado entre 1948 y 1950 por el conservador del Museo Arqueológico Emilio Camps Cazorla (1903-1952), se clasificó como “botijo en bronce fundido con decoración cincelada […], con medallón lanceolado con caracteres cursivos en su interior; arte musulmán del cercano oriente, siglos XV-XVII”.
Aunque Camps no iba muy desencaminado, ahora se puede ajustar mucho mejor su catalogación al poder compararla con otras piezas semejantes en catálogos online de museos de arte islámico o de casas de subastas especializadas en arte oriental. En la actualidad, además, contamos con la ayuda de un experto en arte oriental, Armen Tokatlian, quien ha transcrito, datado y traducido la inscripción que aparece en la panza de la jarra (fig. 2).

Esta jarra de bronce, o aguamanil (entendiendo que este pudo ser su uso más habitual), presenta un cuerpo esférico rematado por arriba con una tapa cónica simulada, pues no es practicable. Se asienta sobre un pie circular decorado con una greca geométrica calada. El asa es semicircular y hueca, y tiene en la parte superior una abertura –en su día con tapa– por donde se rellenaba el recipiente. El vertedor, largo y facetado, se remata con una estilizada cabeza de dragón. En la superficie de la jarra, de forma puntual, se disponen motivos vegetales sencillos, grabados con cincel (figs. 3, 4 y 5).

En el Museum of Islamic Art de Doha (Qatar) se expone un aguamanil iraní en latón dorado muy semejante al nuestro, del periodo safávida, aunque con sus frentes achatados y una decoración más elaborada, datado en 1621 y con la inscripción “krikor’s son, Melkum” (fig. 6). También se vendió otro similar, asimismo del siglo XVII, en la casa de subastas londinense ALJ Antiques, de bronce dorado y con profusa decoración (fig. 7). Un tercer aguamanil muy semejante se conserva en el Museo del Louvre (fig. 8). En la ficha correspondiente se aclara que este tipo de aguamanil llegó a Persia a finales del siglo XVI desde la India y que presenta influencias chinas, principalmente en los picos con forma de animal fantástico, como sucede en el ejemplar de la colección Lázaro (fig. 5).
Nuestra jarra –āftābe en persa– se puede por tanto catalogar como obra iraní de la primera mitad del siglo XVII, durante el periodo safávida (1501-1722). Muchos años después, en el siglo XIX, se cinceló en la panza un medallón lanceolado que alberga una inscripción en persa con el nombre del propietario, que Armen Tokatlian ha transcrito y traducido de la siguiente manera: “Sāhib-e Sorḵāb Valad-e Sām āqā” [Propiedad de Sorjab hijo del caballero Sam]; el tipo de letra de esta inscripción es característica del siglo XIX, durante la dinastía Qajar (1789-1925). Es muy posible que al mismo tiempo que la pieza fue marcada, se arreglase una rotura del recipiente mediante una soldadura que interrumpe parcialmente la decoración, muy cerca del medallón que identifica a uno de sus antiguos propietarios.
Texto de Carlos Sánchez Díez, Departamento de Conservación del Museo Lázaro Galdiano.
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