El Museo Lázaro Galdiano expone en su Sala 14 un Retrato de señora firmado y fechado por Federico de Madrazo en 1863, que estuvo guardado en el almacén del museo hasta 2012, y por tanto no ha sido dado a conocer hasta muy recientemente. Como han señalado Carlos Saguar –impulsor de esta pequeña investigación– y otros historiadores, casi no se ha conservado documentación sobre las adquisiciones realizadas por José Lázaro, por lo que no es posible saber en qué momento fue incorporado el retrato a su colección. Debió ser adquirido después de 1913, ya que no aparece en el catálogo fotográfico de José Lacoste (Referencias fotográficas de las obras de arte en España. Pintura I. Colección Lázaro, 1913), aunque su primera referencia conocida es la del inventario de la colección realizado por Emilio Camps Cazorla en 1948-50: “Retrato de Señora joven. Óleo sobre lienzo. Busto de tres cuartos a la derecha, recortado en óvalo, de señora joven morena, peinada con tirabuzones, con flor en el pelo, gran pendentif y vestido de seda azul, a la moda de Isabel II”. Por su parte, José Luis Díez indicó en La Pintura Española del siglo XIX en el Museo Lázaro Galdiano (2005) que se desconocía la identidad de la modelo, “sin que pueda identificarse con seguridad con ninguno de los retratos femeninos de este formato pintados por Federico de Madrazo por esos años y consignados en su diario”.

Federico de Madrazo y Kuntz (1815-1894), figura capital de las bellas artes en España a lo largo del siglo XIX, fue primer pintor de Cámara, director del Museo del Prado (en dos periodos), presidente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, profesor de colorido de la Escuela de la Academia, y senador del Reino, entre otras ocupaciones oficiales. Inevitablemente estas actividades supusieron un contratiempo para su verdadera vocación como pintor de historia, tal como dejó reflejado en sus memorias (publicadas en Federico de Madrazo, Museo Romántico, 1994):
Todo fue un sueño, sueño la pintura mural, sueño las grandes composiciones, los cuadros de altar […] la triste realidad para mi han sido los prosaicos retratos con su acompañamiento de bordados, bandas y cruces, las ridículas modas.
A pesar de definir en esta ocasión el género como “prosaico”, lo cierto es que Federico fue un prolífico maestro en el arte del retrato, y según sus propios registros entre 1842 y 1893 realizó al menos 639, de los que 226 fueron regalos u obras que conservó en su estudio de la calle de la Greda, 22 (hoy Los Madrazo, 24) de Madrid.
El retratador
Federico de Madrazo fue un hombre extraordinariamente ordenado, metódico y disciplinado, tal como demuestran sus agendas-diario, las cartas dirigidas a sus hijos, sus memorias, el inventario de sus retratos, o su propio testamento, en el que recomendó “que se conserven juntos si es posible en poder de uno de mis hijos, para que no anden esparcidos, los papeles […] que podrán tener importancia en su día…”. Los papeles fueron felizmente conservados y estudiados por diferentes especialistas, y en el año 2012 pasaron al Museo Nacional del Prado por adquisición a una nieta de Ricardo de Madrazo, el hijo menor de Federico. Gracias a esta amplísima documentación, ahora accesible –aunque solo parcialmente– en el archivo del Prado, ha sido posible descubrir la identidad del Retrato de señora del Museo Lázaro.
El inventario de Retratos que he pintado después de mi vuelta a España (1842) –publicado en Federico de Madrazo, Museo del Prado, 1994– fue comenzado por Federico en diciembre de 1873, y completado después en diferentes momentos. Así, las fechas y características de los retratos pintados entre 1842 y 1873 fueron indicadas por el pintor en base a recuerdos y anotaciones de sus agendas-diario, que recogen su actividad del día a día. Dentro de la clasificación del propio Federico, el retrato de señora de 1863 sería un “retrato busto”, pero en el inventario no consta que realizara ninguno ese año, ni entre los “cobrados” ni entre los “regalados”. Sin embargo, su agenda del año 1863 muestra la trayectoria de un retrato de estas características que comenzó el 11 de abril: “hoy he empezado el retrato de una de las hijas (la casada) de D. Ángel Paz y Membiela”; continuó posteriormente los días 13, 23, 25 y 26: “hoy también he pintado en el retrato de la hija de Paz (Doña Concepción)”; y que quedó concluído el día 30: “hoy he tenido la última sesión con la hija mayor del Sr. Paz (la Marquesa de Casa-Alta)”.

En el inventario de retratos del pintor esta obra aparece como realizada en el año 1865, formando pareja con el retrato de su hermana: “253 y 254. Retrato busto, de las Señoritas de Paz y Membiela (Concha y Carmen). 4.000 [reales]”. La agenda de 1865 recoge efectivamente la realización del retrato de Carmen entre el 24 de junio y el 4 de julio, pintura que hoy se encuentra en paradero desconocido. Así, probablemente por tratarse de un encargo conjunto de Ángel Paz y Membiela, padre de las retratadas, el pintor consignó en su inventario que los dos retratos correspondían al mismo año, cuando en realidad fueron pintados en años diferentes, 1863 y 1865.

Siendo el retrato busto de Concepción Paz y Tamarit el único de estas características realizado por Federico de Madrazo durante el año 1863, puede concluirse que se trata con seguridad del Retrato de Señora de la colección Lázaro, que está firmado y fechado el mismo año.
La retratada, y familia
Concepción Paz y Tamarit era hija de Ángel María Paz y Membiela (1805-1889), brigadier de infantería y jefe de la casa del infante Francisco de Paula Antonio de Borbón, y de María Mercedes Tamarit y Ladrón de Guevara. Su tío fue Patricio María Paz y Membiela (1808-1874), conocido principalmente por su participación en la Comisión científica del Pacífico. Según Mariano del Alcázar (López Domínguez, Ed. Purcalla, 1946), Concha mantuvo en su juventud un breve idilio con José López Domínguez, también militar y sobrino del influyente Duque de la Torre, señalando el biógrafo que “a juzgar por los retratos que de ella hemos podido admirar [¿quizá entre ellos el de Federico?], nada más digno de una pasión honda y noble”. Sin embargo, la marcha de López Domínguez como testigo a la guerra de Crimea terminó con el romance. En julio de 1860, una vez concluida otra guerra, la de África, Concha contrajo matrimonio con José Chinchilla y Madariaga, marqués de Casa-Alta, que en la batalla de Wad-Ras había estado al frente del regimiento de lanceros de Farnesio, donde obtuvo una gran fama y el ascenso a brigadier. Fue destinado entonces como gobernador militar a Guipúzcoa, más tarde en 1863 a Guadalajara, y en 1866 el matrimonio Chinchilla/Paz tuvo a su única hija, Dolores, que heredó el título de marquesa de Casa-Alta tras la muerte de su padre en 1875. En 1882 Concha estaba casada en segundas nupcias con el político Ricardo García Trapero Veragua, y vivía en la casa familiar de su padre Ángel Paz y Membiela, en la Calle Carlos III, n.º 3, de Madrid, junto al Teatro Real. También vivía allí su hermana Carmen, actriz aficionada, que estaba casada con José Teulón, con el que no tuvo descendencia. Así, es de suponer que los retratos de las hermanas permanecieron en la casa familiar, y serían heredados por el único nieto de Concha, Carlos Sánchez de Neira y Chinchilla, que también murió sin descendencia en 1921, por lo que los bienes de la familia se dispersarían.

Según el inventario de Federico de Madrazo, el pintor retrató –además de a las hemanas Paz y Tamarit– a tres de los hermanos Paz y Membiela, junto a dos de sus esposas, encontrándose estos cinco retratos en paradero desconocido: en 1846 dos retratos busto de “D. Patricio María Paz y Membiela de marino”, y “de su señora”, Gertrudis Carballo y Urdapilleta, “ambos para la Habana” (inv. 38 y 39, 3.000 reales); en 1851 “2 retratos busto, de D. Pablo Paz [y Membiela?], y de su señora, Isabel Guillamas y Castañón” (inv. 126 y 127, 3.000 reales); y en 1859 un “retrato busto de D. Ángel Paz y Membiela” (inv. 235, 1500 reales), que en ese momento ya era viudo. Curiosamente, en una de las sesiones para este retrato Federico apuntó en su agenda que le acompañaron al estudio “su hermano D. Patricio y sus hijas” (15 de abril de 1859). Quizá debido a esta anotación, algo equívoca, Carlos González señaló en su libro de 1981 (Federico de Madrazo Küntz, Ed. Subirana, p. 187) que Concha y Carmen fueron hijas de Patricio, y que sus retratos se encontraban junto a los de su padre en una colección Paz-Membiela de La Habana. Sin embargo, Patricio solo tuvo una hija, Malvina, que murió con tres años, y tanto su retrato como el de su esposa, enviados por Federico a La Habana, se encuentran en paradero desconocido.

Aunque por el momento solo ha sido posible identificar el retrato de Concepción Paz y Tamarit del Museo Lázaro Galdiano, quizá más adelante puedan ser localizados otros personajes de esta interesante familia retratada por Federico de Madrazo.
Texto: Emiliano Cano Díaz
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